Los retos de partida
La memoria del proyecto aborda la idea de la ciudad desde diferentes ópticas: filosófica, moral, sociológica, técnica, artística, legal, financiera… y establece como punto de partida los retos urbanísticos del Madrid de 1917. La capital llevaba cuarenta años creciendo y, según recoge Jesús Palacios, se enfrentaba a problemas de tipo:
- Técnico: de viabilidad e higiene
- Económico: en estos años hay un gran problema con el precio de los alquileres. Los hermanos Palacios consideran que solo los privilegiados disfrutan del centro urbano, mientras las personas humildes viven en hogares estrechos y malsanos.
- Moral: se cree que las casas de mala calidad fomentan la promiscuidad el lujo y las tentaciones.
El siguiente párrafo, resume cómo veían los hermanos Palacios la situación social del Madrid de principios del SXX:
“Espanta pensar en el callado drama que se desarrolla en millares de hogares, en que no se enciende lumbre más que unas miserables legumbres con unos repugnantes desperdicios, en los terrores que despierta la presentación del recibo del casero, en los angustiosos paseos a la casa de préstamos en el insoluble problema del traje y sobre todo en la terrible enfermedad que desequilibra definitivamente los presupuestos mejor meditados, obligando a contraer el usuario préstamo que jamás se rescatará y que mermará de modo irremediable el escaso sueldo, la exigua renta o la mísera pensión. ¡Cuánta miseria y cuánto dolor albergadas en estas doradas jaulas de las grandes ciudades!”, escribe Jesús Palacios.
El proyecto del Nuevo Madrid
La solución urbanística que proponen los hermanos Palacios para los habitantes de Madrid es el regreso al campo. El arquitecto y el ingeniero creen que la excesiva centralización de las ciudades tuerce el instinto humano y aparta al hombre de su necesario contacto con la naturaleza. El proyecto de Nuevo Madrid aspira a romper la cintura que ciñe a las aglomeraciones urbanas y propone extender la ciudad. Jesús Palacios apunta que, solo disminuyendo el valor del solar podrá bajar el precio de la renta. Además, al haber más espacio, las familias de todas las clases sociales tendrán acceso a mejor aire, luz y amplitud, pudiendo disfrutar incluso de una pequeña huerta o jardín y llegar a ser propietarias, materializando el concepto de ciudadano campesino que proponía el urbanista inglés Howard.
La aparición de las ciudades jardín está íntimamente ligada a los nuevos medios de locomoción. El desarrollo de una red suburbana barata de tren y tranvía amplía el radio de las ciudades desde los seis kilómetros de la ciudad de peatones hasta unos 50 kilómetros. En el proyecto de los hermanos Palacios, el centro y la periferia se conectan a través del tren y del tranvía. El tranvía une la ciudad nueva con la antigua, recorriendo el interior de ambas y cortando otras líneas ya existentes. El itinerario elegido atraviesa toda la Gran Vía y la plaza de España, desciende por la ladera izquierda del Manzanares y cruza el río por la Casa de Campo en paralelo al ferrocarril. Dentro de Nuevo Madrid el tranvía realizará el recorrido preciso para alcanzar los principales puntos de interés: un gran lago, un aeródromo, un estadio, un parque zoológico y de aclimatación y otros complementos que pueden verse en los planos. Jesús Palacios describe así el viaje entre las dos ciudades:
“Durante el recorrido en Madrid, podrán contemplarse las más hermosas vías, los más animados círculos y cafés, los más lujosos comercios y los más modernos y suntuosos edificios. Al salir de la plaza de España, podrán contemplarse hasta Nuevo Madrid, los más hermosos paisajes y sorprender frecuentemente incomparables puestas de sol; respirando al mismo tiempo el aire embalsamado del Parque del Oeste y de la Casa de Campo. Y finalmente, desde Nuevo Madrid, podrá recrearse la vista en la contemplación de la fina silueta de Madrid, recortando en el horizonte sus cúpulas y torres, envueltas en fina bruma que esfuma la dureza de los contornos; despertando un sentimiento de nostálgico ensueño que produce en el alma una laxitud dulcísima.”