Funcionaban en la imprenta alemana las llamadas tabulae rubricarum, una hoja que servía de guía para que el rubricador escribiera a mano los títulos una vez que el libro estaba impreso. Estas hojas, que se han conservado en muy pocas ocasiones, se asemejan a una tabla de materias más que a un registro. Adicionalmente cumplían la función de ayudar al encuadernador en la ordenación de los cuadernos y al comprador del libro le aseguraba, mediante el cotejo, que el ejemplar que había adquirido estaba completo. En los impresos alemanes, la palabra registrum advierte de la existencia de esta tabla o índice:

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RB I/15

El registro impreso nació y se extendió por Italia. Francia y España adoptaron el modelo, no así Alemania. La Cronica Hunganorum (RB I/21) impresa en Augsburgo, supone una excepción: es el único incunable alemán del fondo de la Real Biblioteca que lo lleva. En este caso, la presencia del registro impreso es fácilmente explicable ya que su impresor, Erhard Ratdolt, había trabajado en Venecia, donde su uso fue frecuente desde 1476 hasta 1486:

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RB I/21